¿Qué tipos de préstamos hay en Argentina?

Hoy en día, cuando las condiciones para el ahorro no son las mejores o cuando se torna necesario acceder a dinero extra para poder solventar un gasto improvisto, el préstamo es una de las herramientas más utilizadas en Argentina. Para entender esto, es importante conocer cuáles son los tipos de préstamos que se encuentran con frecuencia en el país y a los que se puede acceder. Todo esto te lo contamos a continuación.

Los tipos de préstamos bancarios

Lo primero que debemos repasar es que un préstamo es nada menos que el monto que una entidad financiera (que puede ser de banca tradicional o de financiera online) brinda a una persona para distintos fines. Este monto tiene luego que ser devuelto en distintas posibilidades de plazos, aplicándose una tasa de interés que suele variar tanto en función del tipo de préstamo en sí mismo, como en función de las características propias de la entidad que ha prestado el dinero.

Los hipotecarios

Los préstamos hipotecarios son los que se otorgan a personas físicas para que puedan acceder a la compra de una vivienda. Son préstamos a largo plazo, por lo que se requiere de mucho más tiempo para la devolución del dinero.

Las viviendas que se adquieren como consecuencia del uso de este dinero son usadas como una forma de garantía de la devolución, ya que quedan “hipotecadas” hasta que la totalidad del dinero ha sido reintegrada. Si el usuario, por alguna razón, dejase de pagar las cuotas debidas, el banco puede proceder a embargarle la casa y a venderla posteriormente para poder cobrar el dinero de la deuda.

Los montos de los préstamos hipotecarios, como es de esperarse, tienden a ser mucho más altos que los de otros préstamos sin garantía. Con estos es posible pagar un valor muy alto del valor total del inmueble, llegando al 70% en la mayoría de los casos, aunque hay bancos que ofrecen préstamos al 100% del valor. El monto final del préstamo va a depender de los ingresos de la persona solicitante. En lo que refiere a las tasas de interés, estas tienden a ser menores que en otros tipos de préstamos.

Los personales

Los préstamos personales se otorgan a personas físicas y pueden ser tanto a corto como a mediano plazo. Se pueden aplicar a distintas necesidades por parte de los clientes, por lo que en general el prestatario no se ve obligado a dar explicaciones con respecto al destino que le dará al dinero solicitado.

Los montos de estos préstamos tienden a ser bajos si se los compara con los mencionados con anterioridad. No obstante, al igual que en el caso anterior, el monto también se va a ver condicionado por los ingresos del cliente y, por tanto, por su capacidad de pago. Los intereses tienden a ser un poco más altos que en otros préstamos, lo cual se puede vincular a la falta de garantías. Son préstamos en los que las entidades financieras no ofrecen garantías definidas.

Los prendarios

Los préstamos prendarios son aquellos en los que los bancos o entidades financieras prestan dinero a empresas o negocios de distintos rubros para que estos puedan acceder a la compra de los bienes muebles que necesitan para realizar su actividad. Entre estos bienes se pueden encontrar materias primas, maquinaria, entre otros, dependiendo de la actividad en particular y el rubro. Estos bienes quedan bajo una forma que se llama “prenda”, que es una forma de garantía que tiene la entidad financiera hasta que la totalidad del dinero sea devuelto. En caso de que el cliente no pagara, el banco tiene el derecho de quedarse con los bienes y de liquidarlos para poder cobrar la deuda.

Los UVA

Otro caso imposible de dejar de lado es el de los préstamos hipotecarios UVA. Son préstamos en pesos donde el dinero pasa a ser equivalente a una Unidad de Valor Adquisitivo. El monto de la deuda se calcula multiplicando las UVAs pendientes de cancelación por el valor que esas UVAs tienen en cada fecha o momento. Son préstamos hipotecarios a largo plazo para personas que buscan acceder a una vivienda única.

En general, la tasa es fija y tiende a ser menor que en los demás préstamos hipotecarios. Esto es así especialmente porque el monto de la deuda sube o baja en función de la inflación, por lo que el banco no aplica tasas altas cuando la inflación -y por tanto la deuda- suben.

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