Hoy en día, el contexto nos obliga a repensar muchas de las cosas que hacemos en la vida cotidiana. Desde la forma en que trabajamos hasta el modo en que administramos el dinero y cómo gestionamos las finanzas del hogar.
Las rutinas se han alterado en su totalidad y muchas de las cosas que hacíamos normalmente se desordenan. Por eso, en esta ocasión, queremos ayudarte a traer un poco de orden en esta situación. A continuación, te vamos a dar algunos consejos para que puedas aprovechar este tiempo dentro de casa para generar orden en tus finanzas y, por tanto, tranquilidad.
Observar los gastos fijos
Lo primero que hay que hacer es conocer con exactitud cuánto entra y cuánto sale diariamente. Para ello, es importante ver los gastos fijos. La mejor manera de hacerlo es tomando una hoja o una planilla de Excel para detallar todos los gastos que se mantienen en el tiempo (comida, teléfono, alquiler, etc). Una forma ordenada de hacerlo es a través de categorías. Algunas de estas categorías pueden ser:
- Escuela de los hijos
- Tarjeta de crédito
- Gastos de vivienda
- Pago de servicios
- Suscripciones o membresías fijas
Una vez que se han identificado las categorías, es momento de detallarlas. Al detallarlas podemos tener un número fijo de cuánto se va en cada una de estas.
Controlar los vencimientos
Sea con una alarma en el teléfono o en una agenda, es importante tener vistos los vencimientos de cada servicio o costo fijo y los montos que se deben saldar al respecto. Esto permite pagar todo a tiempo, evitando de esa manera correr el riesgo de sufrir recargos por retrasos involuntarios.
Sumar los gastos cotidianos
Muchas veces, cuando armamos una planilla de costos fijos, solemos evitar cosas referidas a la comida, entre otras cuestiones. No obstante, se trata de aspectos de los que no se puede prescindir. Por eso, para no excederse y no perder el control, lo mejor es presupuestar otros gastos cotidianos como los referidos a movilidad, a alimentación y a ocio, para tener un control. Lo que esto permite es ver, antes de salir a comprar en cada ocasión, cuánto se puede gastar cada semana. De esa manera, es mucho más sencillo facilitar el ahorro. Si no se tiene este tipo de control, se corre el riesgo de gastar de más por no saber exactamente cuánto dinero se tiene disponible para cada cosa.
Observar el endeudamiento
Cuando ya se ha hecho todo lo mencionado con anterioridad, es importante realizar un número total de todos estos gastos. Ese número final va a ser mucho más fácilmente comparado con el monto de lo que ingresa mensualmente. Es desde este punto que se pueden tomar decisiones. Si se observa que lo gastado en ese número final es excesivo para el nivel de ingresos, se puede ingresar en distintos grupos de costos y ver qué es lo que se puede reducir de allí.
Ser sincero
Este punto es realmente importante. Muchas veces, queremos reducir el número que aparece al final, por lo que omitimos determinada información. Pero esos costos de más que aparezcan pueden llegar a traer problemas en el desempeño final del mes. Por eso, lo que se recomienda en realidad es ser lo más sinceros posibles al momento de calcular los costos, a fin de no omitir nada.
Otra cosa que se puede hacer es exagerar un poco. Por ejemplo, si de teléfono se pagan 850 pesos por mes, en la planilla se puede calcular como 1000 pesos. Haciendo estas pequeñas diferencias en distintos costos, las sorpresas que aparezcan en el resultado final serán positivas. Pero hay que tener cuidado de que no se cambie el número hacia abajo, puesto que se puede llegar justos a fin de mes y eso puede traer problemas.